Casilda se casa

La boda de Marta y Nacho en Jávea

Marta vive en Londres desde hace seis años. Se casó en Jávea con Nacho porque veranea ahí de toda la vida y porque les pareció una excusa perfecta para juntarse con todos sus amigos un fin de semana. El día elegido fue el pasado 18 de julio.

Marta se extiende mucho explicándome su vestido porque participó mucho en su proceso de creación. «Siempre quise un traje desmontable: traje de noche + sobrefalda, porque no quería renunciar a entrar en la iglesia de novia y por otro lado me apetecía mucho más un traje de noche para la fiesta, sin ir cargada con una cola. Compré una tela de Alta Costura de Elie Saab en Londres. Con la foto de la tela y la idea me fui a Duyos, conectamos muchísimo a la primera. Yo quería algo muy concreto, así que necesitaba a alguien a quien le gustara la idea tanto como a mí y la hiciera suya. Después de mi primera cita con Duyos cancele las demás», explica. «El velo era de tul de seda de 4 metros. Fue mí «algo prestado», es de una íntima amiga mía que vive en LA. Me hizo muchísima ilusión llevarlo».

Le maquilló Meri de MC Make up. «Tampoco lo dudé, la quería a ella desde el principio. Me preparé la cara unos meses antes de la boda en Diana Montoya y me encantó. Meri me dijo el día de la boda que  notaba como me había ido mejorando la piel desde la primera prueba». Se peinó en Javea, en Art en Tall. «Yo al revés que todas las novias me tuve que cortar el pelo porque lo tengo muy largo y ¡me quedaba un moño enorme! Entendieron perfectamente que quería un moño sencillo de bailarina un pelín despeinado».

Las sandalias eran de Aquazzura. «Me las compre aquí en Londres, tenían muchísimo tacón, así que más tarde me cambie y me puse unas doradas de Zara que ya tenía».

El ramo me lo regaló Elena Suárez, y me hizo muchísima ilusión ya que no pudo venir porque justo daba a luz. Me lo trajo una amiga el mismo día de la boda desde Madrid.

«Mi madre, mi suegra y mi cuñada fueron también de Duyos».

Se casaron en una ermita que hay en el monte en Jávea. La novia entró en la iglesia con su canción favorita de Florence & the Machine, «Never let me go”. «Había muchísimo viento y el traje  flotaba antes de entrar en la iglesia, fue muy emocionante. Siempre quise casarme con esa canción, tuvimos un cuarteto de cuerda y una soprano. Me ayudaron muchísimo con mi petición «rara» y hasta me grabaron una prueba antes de la boda», recuerda.

Lo celebraron en Casa Santonja, eligieron un catering de Valencia que se llama Catering Cinco, y fue un exitazo.

Marta organizó toda la boda con su íntimo amigo de la  universidad: Fernando Sánchez-Herrero, que también es interiorista y a veces además hace eventos. La verdad es que organizar la boda desde Londres no fue fácil. «Solo fui a Javea una vez antes de la boda, y luego cinco días antes. Sin Fer desde luego no lo hubiera podido hacer yo y a distancia. Mi mejor amiga también es interiorista vino dos días antes y me ayudó mucho».

«Cenamos debajo de la arboleda que hay en el jardín de la casa, apagamos toda la iluminación que ellos suelen usar y re-iluminamos todos los arboles del jardín en verde, cenamos solo con la luz de los arboles y las velas. Nosotros cenamos una mesa presidencial de para 50 personas con nuestros amigos».

La casa tiene sus propios floristas: Flores la Tartana, ellos se ocuparon de los centros de las mesas. «Entendieron desde el principio lo que quería para las mesas y ademas nos dejaron hacer otras cosas directamente a nosotros, como el bodegón o la decoración del aljibe».

Entramos a la cena con nuestra canción «Best of you» de Foo Fighters.

Después de la cena pinchó Mickey Pavón, lo tenían clarísimo desde el principio. Como muchos novios, cerraron la fecha con Mickey antes incluso que con el catering. «Acabamos bailando con él mientras nos encendían las luces en plan indirecta para echarnos de la finca. Me parece el mejor», me confirma la novia.

Abrieron el baile con «Lets get it on» de Marvin Gaye. La novia empezó con la sobrefalda puesta y cuando acabó la canción, y Mickey empezó a pinchar Juan Luis Guerra, se la quitó en medio de la pista improvisando. Se puso un cinturón negro de cocodrilo y me pintó los labios de rojo.

Las fotos son de El Blanco Perfecto, un equipo nuevo de fotógrafos.

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