Casilda se casa

Casarse en la casa de los Tomillares

Desde hace muchos años he ido algunos fines de semana a Candeleda porque mi amiga Marta tiene una casa familiar. Allí estudié selectividad, presenté a mi novio de la universidad en una comida de amigos, pasé fines de semana enteros de juegos de mesa y marujeos, asistí a alguna que otra boda, cené en Tombru y en Los Carreteros y me enamoré en sus fiestas huyendo de los toros de fuego. Por eso cuando descubrí este nuevo hotel en la zona lo primero que hice fue soñar con ir.

Cualquiera que haya estado sabe que tomar la desviación de Oropesa-Candeleda-Madrigal de la Vera y empezar a ver la cara sur de Gredos es un momento parecido a ver el mar el primer día de verano. Te late el corazón más fuerte. Su ubicación, entre otras razones, hacen por tanto que este hotel-casa de campo ya fuera especial para mí. Su decoración estilo Provenzal y un servicio impecable, lo convierten además en el lugar perfecto para pasar unos días y ¡atención noticia! para celebrar una boda.

La posibilidad de casarte enfrente del pico Almanzor con unas vistas únicas es motivo para plantearse elegir este sitio seriamente. Carolina Sánchez Vadillo, dueña del hotel, decoradora desde hace 25 años, se encarga personalmente de organizarlas y puedo decir que, si lo hace del mismo modo que nos atendió el fin de semana que pasé allí, serán un éxito. También se convierte en un lugar tentador por la posibilidad de que los novios y sus familiares puedan hospedarse en cualquiera de las siete habitaciones del hotel, todas con vistas al jardín y decoradas de diferente manera con telas ideales, sabanas de algodón egipcio y magnificas camas king size.

El mobiliario de la casa elegido pieza a pieza por Carolina, hace que los novios puedan además ofrecer una amplia lista de bodas, un detalle que me encanta. El catering que ofrecen desde el restaurante del hotel es espectacular. Su chef, Cordon Bleu de dulce, ofrece un menú para 150 personas de pie y 40 sentadas. En el caso de ser una boda para más comensales, es la empresa Ciboulette -una de las mejores del sector como podéis ver en este post– la que lo sirve.

El entorno maravilloso del hotel y la experiencia, ilusión y dedicación de Carolina y su equipo, su sencillez y falta de pretensiones creo que lo convierten, ahora mismo, en uno de los sitios que me plantearía para casarme o celebrar cualquier evento.

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