Casilda se casa

La boda de Sabela y Jacobo en el Monasterio de San Clodio

Sabela es de Tenerife, pero creció en Ourense, donde pasaba los veranos con su familia gallega. Se mudó a La Coruña para estudiar arquitectura, y hoy trabaja en un estudio de la ciudad. Jacobo, nació en Cantabria pero también se trasladó a A Coruña para continuar sus estudios, y poco después comenzó a trabajar en Inditex, primero en Zara Kids y actualmente en Zara Woman. Fue en la residencia universitaria donde se conocieron y 12 años después, han celebrado su boda en El Monasterio de San Clodio en Leiro, Ourense.

«Cuando quedé con nuestras wedding planners, el Sofá Amarillo, y les dije que quería maquillarme y peinarme yo, casi les da un infarto. Me centré en una piel impecable con bases, correctores y fijadores que probé durante semanas, y opté por un maquillaje natural con bronceador, eyeliner marrón y lifting de pestañas. En cuanto al peinado, elegí llevar el pelo suelto con ondas suaves. Emma, una de mis testigos, se encargó de peinarme, y decidimos dejar los mechones de delante atrás para dejar la cara despejada hasta la cena».



«Elegí un vestido de popelín de algodón rústico, cómodo y sin cola grande. Lo complementé con una capa de bambula de seda natural que David de Calvente me sugirió, encajando perfectamente con el vestido. La capa, con un fruncido en el hombro y un nudo en la espalda, me permitió transformar el look en el cóctel. Conocí a David gracias a una de mis testigos, Rosalía. David encontró el tejido perfecto y creamos un vestido de dos piezas con escote barco y una falda globo para la fiesta, que al final pareció una cala invertida, la flor protagonista de la boda».



«Llevé un brazalete de oro blanco y diamantes, un regalo de mi padre a mi madre en su aniversario, que él quería que usara. Los pendientes de rubíes y diamantes son una joya heredada de la bisabuela de Jacobo, y desde que los vi supe que los quería llevar. En la mano izquierda, además del brazalete, llevaba el anillo de pedida, que Jacobo me dio en México. Las alianzas fueron hechas por un joyero de la familia de Sabela, utilizando oro fundido de ambas familias, dándoles un gran valor sentimental».



«Mi tía Esther quería regalarme los zapatos de la boda, pero cuando le dije que eran de Mango, vaya chasco se llevó. Aunque vi muchos, sabía que quería una sandalia de tacón cómodo para llevar todo el día y poder bailar sin problema. Estas me encantaron desde el principio, y al probarlas con el vestido, comprobé que eran del mismo color que el tejido».



«Siempre quise un ramo sencillo de una única flor. Elegí una cala, que representaba perfectamente nuestra boda, ya que calas y velas fueron los elementos clave. La madre de mi amiga María hizo la cinta del ramo con el mismo tejido del vestido, bordando a mano los detalles de la boda. Aunque las chicas de Elena Suárez me ofrecieron otras opciones, cuando vi el ramo, supe que era el perfecto».



«El novio eligió un chaqué gris marengo de tres piezas, con pantalón de raya diplomática y chaleco de lino crudo, combinado con una corbata azul marino de Hermés. Llevaba un Rolex Oyster Perpetual y los gemelos de oro con las iniciales de su abuelo, un detalle muy especial. Los zapatos, tipo Oxford de Magnanni».



«Como arquitecta, me encargué de la papelería de la boda. La invitación, tipo carta, incluía un dibujo de calas y un aroma a jazmín. Optamos por un envoltorio de acetato, en referencia al trabajo de Jacobo en Inditex. El resto de la papelería, incluido el seating en tela, seguía el mismo hilo conductor, con dibujos de calas, copas y flores. La papelería de la preboda seguía la misma esencia, convirtiéndose en una extensión de la boda».



«Fuimos a ver El Monasterio de San Clodio en Leiro, Ourense porque estaba cerca de la Iglesia de la Veracruz, donde se casaron mis padres. Por las fotos el Monasterio nos parecía bonito pero en cuanto entramos allí supimos que era nuestro sitio. Nos pareció un espectáculo, y con un tamaño ideal para nuestra boda (250), queríamos que fuese super acogedor».



«El coro fue uno de los aspectos más difíciles de decidir, pero el destino nos llevó a una misa donde cantaba la Coral Polifónica Casino de Carballiño. Nos enamoraron, así que contactamos con ellos meses antes de la boda. Ajustaron la selección que les enviamos y aceptaron el desafío de aprenderse River Flows in You de Yiruma, la canción que siempre me pedía mi padre y que a Jaco le emociona. La interpretación fue preciosa».



«En nuestras fotos de inspiración empezaron a repetirse una y otra vez las calas. Nos enamoramos de las champaneras repletas de calas y se convirtió en la flor de la boda. El resto lo dejamos de la mano de Elena Suárez y el Sofá amarillo, que entendieron a la perfección lo que queríamos. Minimalismo, sencillez y pocos elementos, pero cuidados al detalle».



El Catering era parte del Monasterio de San Clodio: «Dani fue el responsable de que todo saliera perfecto. En una boda gallega no podían faltar el pulpo, la empanada y el marisco. De aperitivos, elegimos rabas y tosta de anchoa para hacer un guiño a Cantabria. A los quesos gallegos les sumamos quesos canarios y cántabros, combinando nuestros orígenes en el lugar donde nos conocimos. Nos encanta el marisco, así que la barca con bogavante, cigalas, nécoras y camarones fue un acierto, junto con el solomillo».



«Las velas estuvieron en nuestra inspiración desde el minuto uno. El trabajo del equipo de decoración con las velas de Luminare fue el hilo conductor de toda la decoración: sencilla y con una iluminación tenue».

«Carmela, la sobrina de Jaco, fue la pequeña protagonista de la boda. Con solo dos años y medio, nos robó el corazón llevando los anillos sola hasta el altar como toda una campeona. Llevaba un vestido de Sam & Louloute Paris, un cesto de un mercado portugués y zapatos de Zara».



«El Sofá Amarillo ha sido el mejor tándem. Los conocíamos de bodas anteriores yu trabajo fue impecable desde el principio. Aunque nos da pena que todo haya terminado, siempre los recordaremos por hacer posible el mejor día de nuestras vidas. Desde el primer día, captaron perfectamente lo que queríamos y lo hicieron realidad».



«De la música se encargó Tomás de Mas Music: Fue un regalo de Carmen y Álvaro (hermana de Jaco), se encargó de todo. Fue súper dispuesto y confiamos plenamente en él para todo, nosotros solo añadimos las bolas de discoteca».

«Con Javi Regueiro nos pasó lo mismo que con el coro; nos costaba decidir, pero fue Carmen quien lo encontró. Queríamos música en vivo que ambientara sin quitar protagonismo a la conversación. Le llamamos para cerrar la fecha, nos invitó a un ensayo y, con la primera canción, supimos que era perfecto para nosotros».



«Buscamos fotógrafos y nos enamoramos de las fotos de Graciela y David. La duda era con quién quedarnos, hasta que el Sofá Amarillo nos dijo que ambos formaban la Marela. No dudamos más y, tras hablar con ellos por videollamada, nos encantaron aún más. Catu fue la número uno desde el primer momento. Fue la videógrafa de la boda de Carmen y Álvaro, su video nos parece un 10. Otro encanto de mujer».