La boda de Fabiola e Ignacio en Sevilla
«Nos casamos el seis de abril en Sevilla, justo el finde semana antes de Feria y después de Semana Santa. Nos conocimos mediante unos amigos que tenemos en común. Él había llegado de Madrid y yo por aquel entonces vivía con unas amigas en Sevilla. Ese viernes, salí a tomar un vino y él se incorporó al grupo más tarde, es un apasionado del arte y la política y yo soy historiadora del arte, justo ese fue nuestro tema de conversación. Estas cosas no se planean y hoy no puedo estar más agradecida, me he casado con el amor de mi vida. Empezamos a salir meses más tarde, cuando terminó el confinamiento. Nos prometimos dos años y medio después. Meses antes de pedirme matrimonio me dejaba notas por todos sitios pidiéndome la talla del dedo, pero nunca le respondía porque pensaba que era broma, hasta que un día sin esperarlo se arrodilló y me pidió matrimonio».
Del maquillaje y peinado se encargó Eva Romero. «Lo único que tenía claro es que quería ir lo más natural posible, sin perder en ningún momento mi esencia. Con el peinado tuve alguna que otra duda, pero cuando me hice la prueba vi claro que el moño de bailarina era lo que mejor quedaba».
El vestido fue de Manuel Obando. «Recuerdo que le enseñé una foto de Carlota Casiraghi y él me dijo “te veo con un vestido inspiración a su madre,” refiriéndose a la boda de Carolina de Mónaco con Philippe Junot, inmediatamente después se levantó, me enseñó una tela que me enamoró, y diseñó el vestido de mi vida».
«Con respecto a las joyas, los pendientes son desmontables y es una de las cosas que tenía más claras que no quería ningún pendiente caído. Es una roseta de diamantes que me regaló mi abuelo de 96 años por mi cumpleaños; en la tarjeta ponía, “con estos pendientes me recordarás siempre”. El anillo que llevaba fue el que me regaló Ignacio
cuando me pidió que me casará con él. Un anillo de Art Decó, vintage, con forma hexagonal y con un diamante en el centro».
El ramo es de l’Orangerie. «Fue un regalo de mi amiga Cris, quería algo que tuviera poco color, para que no le quitase protagonismo al vestido».
El chaqué de Ignacio fue a medida de Francisco O`kean y la corbata de Francesco Marino. «Los gemelos eran una pequeña piedra de coral regalo de mi abuelo en la pedida».
Se casaron en la parroquia de San Sebastián. «Ignacio es hermano desde que era pequeño, para él es muy especial porque aquí ha hecho todos sus sacramentos y no hubo negociación posible».
Los niños iban vestidos de Yvonne infantil. «Llevaban camisa y peto de lino en tonos blancos y azules».
«Lo celebramos en Molinos de Maestre, una Hacienda a las afueras de Sevilla, construida entre los siglos XIV y XVII. Nos encantó desde el primer momento que la visitamos».
«Con los zapatos tuve dudas hasta el último momento. Tenía claro que me quería cambiar de zapatos una vez pasará el baile. Mi amiga Ana me regaló las cuñas de vuestra primera colección en tonos claros y mi suegra me regaló los zapatos de Mint&Rose color plata oscura».
Para la música escogieron al grupo Al Son de Cuba para los aperitivos. «Son súper divertidos y recuerdo que nos animaron tanto que mis invitados no querían pasar al almuerzo».
De la papelería de la boda se encargó Bavelier de las invitaciones y el misal, Julia de Alikart de la minuta y del seatting y los meseros África de Porres. «La temática del seatting fue una de las cosas que más me divirtió. Elegimos una serie de cuadros relevantes de la historia y África nos lo convirtió en maravillosas ilustraciones».
De la decoración se encargó Ángela Bustamante. «Dio en el clavo de lo que queríamos desde el primer momento. Nos casábamos en plena primavera y aprovechamos la estación para poner muchas flores».
«Del catering tuvimos claro que queríamos algo diferente de lo que vemos en Sevilla habitualmente, por eso nos decantamos por uno Cordobés, Bodegas Campos. Era un acierto seguro».
Las fotografías son de Manu Miura de Ópalo. «Lo volvería a elegir una y otra vez. Había visto trabajos suyos que me habían encantado». Para el vídeo contaron con Emotion Films. «Son profesionales, cercanos y eso es de agradecer. Su trabajo es espectacular. Solo llevábamos dos días de viaje y ya nos habían enviado el trailer. El día más maravilloso de nuestras vidas resumido en apenas dos minutos».