Casilda se casa

La boda de Pablo y Sofía I

Sofía conoció a Pablo cuando tenían 12 años. «Éramos unos enanos y ya comentábamos que en un futuro nos casaríamos. Ha sido una relación de muchísimos años, en la que hemos crecido y madurado juntos», me cuenta. Su boda fue preciosa pero su pedida de mano me emociona especialmente. Empecemos por ahí.

Ella llevó total look de David Christian.

«Pablo llegó a mi casa con toda su familia y cinco mariachis. Venían cantando la ranchera Si nos dejan dirigida a mi padre, que es mexicano. Había adaptado la letra y le pedía mi mano a través de esta canción. Mi padre, no tuvo más remedio que contestarle de la misma manera y pidió a los mariachis que siguieran tocando de fondo e improvisó unos versos muy emotivos respondiendo la petición», me cuenta Sofía. Me encanta la idea.

Meses después se casaron, el día 22 de Junio en una boda de noche y veraniega. La finca que escogieron fue La Losilla. Las dos familias que se conocen desde hace muchísimos años, los padres son amigos desde jóvenes, se instalaron todo el fin de semana de la boda en la finca. La casa tiene 10 grandes habitaciones y unas zonas de estar muy apetecibles. «Fue divertido tener el día de la boda a Pablo en la misma casa sin poder verle», se ríe Sofía.

El vestido de novia era de From Lista With Love. «La cercanía y el entusiasmo de Macarena y Javier, los diseñadores, hicieron de cada prueba momentos divertidos llenos de complicidad. Mi hermana, mi madre, mi tía Gracia y mi prima Belén no fallaron a ninguna prueba», explica.

Manu Moreno fue quien se ocupó del maquillaje y peluquería de toda la familia.

La suegra de Sofía le prestó una mantilla y un broche espectacular que pertece a la abuela de Pablo.

El ramo lo hizo Lucía de Olympia y yo, con flores secas, como si las hubieran cogido del campo. Alguna vez he hablado de esta dirección de flores de Ana y Lucía. Son cuñadas y tienen muchísimo gusto, sobre todo para hacer ramos.

La madrina, Maquita, estaba elegantísima con un traje de Jorge Vázquez.

La iglesia estaba solo a cinco minutos de la finca donde durmieron todos y donde se celebró posteriormente la cena. En mitad de un pequeño pueblo con mucho encanto llamado Belmonte de Tajo.

Las flores, tanto de la iglesia, como los centros de mesa y el chill out fueron obra de Cristian de Búcaro. Como dice Sofía y como yo bien sé, es encantador y con muchísimo gusto para trabajar.

Los pajes llevaron vestidos de Teresa y Leticia. «La entrada por el pasillo central, con mi padre, mientras Pablo me miraba… fue uno de los momentos más bonitos y especiales de mi vida».

Las fotos y el vídeo son de Jaime Boira (que también hizo las fotos de Bea y Julius). Sofía le define como «la energía en persona y un gran profesional. Ha hecho un trabajo estupendo y siempre le estaré agradecida por estas fotos y el vídeo divertidísimo y precioso que ha hecho».

Continuará…