La boda de Elena Suárez, de Elena Suárez&Co

Descubrí esta novia en facebook y me encantó el juego de encajes del vestido y el ramo enorme y semideshecho. Luego cuando la contacté, y me mandó las fotos de toda su boda, descubrí detalles que me encantaron: el vestido de encaje, un ramo deshecho con lazo burdeos, la corbata escocesa, la decadencia de un palacio barroco en la sierra, un estilo rústico pero sin decoración típica campestre, los niños en alpargatas, unas direcciones buenísimas y la decoración con rosas. Un diez.

Elena se hizo el traje en Navascués como hizo su madre el día de su boda. En el pelo, llevaba un collar de brillantes heredado de su abuela. También llevó el anillo de pedida que le regalaron los padres de Jorge, de la Joyería Suarez y unos pendientes y una pulsera, de la colección «Retro» de Aristocrazy.




Les peinó y maquilló Pato y Manu de Bajobe. «Me encantó su rollo desde que los conocí. El maquillaje muy guay, pero el peinado me duró muy poco…», explica Elena.


El ramo lo hicieron en Elena Suarez & Co., siguiendo la idea que tenían para las flores y la estética de la boda.» Tenía claro lo que no quería, y el resultado me pareció genial. Un ramo precioso y diferente, con ese aire decadente».

Lo que más ilusión le hacía a Elena eran los niños. Contaron en un principio con seis, aunque la prima pequeña de Jorge se puso mala y no pudo ir. «Los trajes los encargamos en Agatas, un sitio con cosas ideales. Las coronitas de las niñas las hicimos en Elena Suarez & Co. utilizando paniculata y las rosas ramificadas que usamos para el ramo. Los «chupachups» de los niños estaban hechos con claveles blancos y los cestos que llevaban las niñas con flores los compramos este verano en Formentera»explica la novia. Los canotiers de los niños con lazo burdeos de terciopelo son de Rita Von.



Decidieron casarse en La Granja de San Ildefonso. «El sitio nos enamoró por su arquitectura, por su «decadencia», un palacio en la Sierra…. creo que reflejaba perfectamente lo que buscábamos. Lo que más me emocionó fue la música de la Iglesia con el Grupo Alborada, no paré de llorar. Momento emocionante cuando interpretaron Negra Sombra».



Como en todas las bodas, hubo un momento gracioso: «Llegué media hora tarde a la iglesia porque el coche que nos llevaba a mi padre y a mí se estropeó justo en la rampa de subida hacia la Iglesia. Los turistas de La Granja empujaron el coche pero no consiguieron ponerlo en marcha. Al final tuvo que venir el coche de Jorge a por nosotros. A la salida, el remplazo del coche estaba esperándonos fuera, y tuvo gracia que el coche fuese burdeos y conjuntase con los niños», me cuenta Elena.





La comida fue El Esquileo, un sitio que me encanta, donde se casó Laura Ponte. «No tenía carpa, algo importante para nosotros», explica Elena. Además de su preciosa arquitectura típica segoviana, su gran altura y sus increíbles vigas de madera y que les divertía que les dejasen hacer lo que quisiéran allí. El catering fue El Mentidero de la Villa, «es un gusto verles trabajar, y aunque me perdí casi todo el aperitivo, la comida fue un espectáculo». En el aperitivo pusieron una barra de cerveza «Estrella Galicia» en honor a todos los gallegos, que había muchos y un grupo de rock impresionante interpretando versiones de los 70, se llama Blue Velvet».

Las flores estaban atadas con unos cabos náuticos preciosos. Toda la decoración era de rosas, hiedras, eucalipto, consiguiendo un aspecto decadente, vintage, y algo rústico.

Crearon una mesa imperial en El Estrecho de El esquileo. El centro de flores que recorría la mesa entera era una pasada. «Ahí sentamos a la gente más joven, para que hiciesen los que les diese la gana».




Jorge se hizo el chaqué y la camisa en Pecaro, dónde se hacen siempre los trajes




En la pista de baile pinchó Joaquín de Hey Mickey.


Las fotos eran de Click10
Con otras bodas no me pasa, pero de esta boda de Elena y Jorge, recomiendo todas las firmas que han contratado: Navascués, Hey Mickey, Click10, Mentidero de la Villa, Bajobé, Jimmy Choo…son, como sabeis los que me leeis habitualmente, algunas de mis direcciones favoritas.