Un poema y una tarta
“Ahora te quiero, como el mar quiere a su agua,
desde fuera, por arriba,
haciéndose sin parar con ella tormentas, fugas, albergues, descansos, calmas.
¡Qué frenesí es quererte!
¡Qué entusiasmo de olas altas y que desmayos de espumas van y vienen!
Un tropel de formas hechas, deshechas galopan desmelenadas.
Pero detrás de sus flancos está soñándose un sueño de otra forma más profunda de querer,
que está allá abajo,
de no ser ya movimiento,
de acabar este vaivén,
este ir y venir de cielos a abismos,
de hallar por fin la inmóvil flor sin otoño de un quererse quieto, quieto.
Más allá de ola y espuma el querer busca su fondo.
Esa hondura donde el mar hizo la paz con su agua y está queriéndose ya sin signo,
sin movimiento.
Amor tan sepultado en su ser,
tan entregado, tan quieto,
que nuestro querer en vida se sintiese seguro de no acabar cuando terminan los besos,
las miradas,
las señales.
Tan cierto de no morir como está el gran amor de los muertos.”
Pedro Salinas.
Esta es la poesía que María escogió para su marido el día de su boda. Una celebración muy especial que tendré el honor de publicar en Casildasecasa próximamente en la que, por primera vez en la historia de este blog, hay tarta. Esta:

Jonay P. Matos www.jonaypmatos.com