La boda de Cláudia y Germán en Iruz

Cláudia (si, con acento, es portuguesa) y Germán se conocieron una tarde de septiembre en una terraza de Madrid. Ella había quedado con amigas y él celebraba con sus amigos el compromiso reciente de uno de ellos. Cuando Cláudia y sus amigas llegaron no había mesas libres, y cansadas de buscar, pidieron acoplarse en la mesa de ellos. El resto es historia.

“El maquillaje se lo confié a Bety, supo captar lo que quería: natural y luminoso”.




“Los pendientes fueron un flechazo en Joyas Sardinero, en su tienda original de Santander. Sé que son una joya que, algún día, si Dios quiere, me encantaría regalar a mis hijas. El anillo de pedida lo encargó Germán a su joyero de confianza y lo hicieron a medida, inspirado en una joya vintage. Para la ceremonia y el cóctel elegí unos Manolo Blahnik, el modelo Hangisli en versión slingback y color champán”.

Claudia me cuenta que, al ver la colección de novias de TBA, supo inmediatamente que ese cuerpo y esa falda eran los suyos. Tras algunos ajustes y la incorporación de unas mini hombreras, el diseño reflejaba exactamente lo que buscaba: un vestido sencillo y sin mangas, perfecto para llevar con el pelo suelto.



“Me peiné yo misma y llevé mis rizos naturales. Desde pequeña solía alisarme el pelo a diario, pero hace un tiempo decidí volver a llevarlo tal y como es, y en el día de mi boda no podía ser de otra manera. Para el semirecogido me ayudó Ana de La Peluquería y lo completé con unas peinetas de Paulet“.



“El ramo y toda la decoración floral fueron obra de José Pérez. En el ramo llevé un “Coração de Viana”, un pendiente de filigrana que me regaló una de mis testigos la mañana de mi boda. Me encantó porque así pude llevar un trocito de Portugal en el ramo”.


La ceremonia tuvo lugar en el Santuario de Nuestra Señora del Soto, en Iruz.











El novio llevaba un chaqué hecho a medida por su sastre habitual, y unos zapatos de Meermin.


La cena la organizó la Finca de San Juan.














“En 2021, conocí a Amazing Deejays en una fiesta en Madrid. Me encantó la música que pusieron, esa noche les dije medio en broma que, cuando me casara tocarían en mi boda, y les pedí su contacto. Cuando nos prometimos fui directa a escribirles. No me equivoqué: consiguieron que la pista no se vaciara en ningún momento.”


Las fotos son de Carol-Garcia Conde.

El vídeo lo hicieron los chicos de Dither.