Casilda se casa

La boda de Silvia y Marco en L’ Empordà

Conozco a Silvia Desvalls desde hace años cuando trabajaba en Mango. Ahora ha creado una agencia de comunicación especializada en de influencers. Conoció a Marco en un concierto de Kygo en Barcelona hace seis años. «Jamás pensé que me casaría con él hasta pasado un año que decidimos querernos y querernos bien. Nos elegimos, y aquí estamos», me cuenta Silvia.

Marco le pidió que se casara con él el 11 de junio del año pasado en el jardín de su casa en L’ Empordà. «Quisimos homenajear esa fecha casándonos el mismo día, en el mismo lugar» y organizaron una boda llena de detalles que os tenía que enseñar.

Para el maquillaje y peinado, Silvia contó con el tándem de José Belmonte y Manu Fernández. «Increíbles, no tengo palabras para describir su profesionalidad, amabilidad y encanto. Pasamos una mañana divertida con ellos y con mi familia».

Todas las joyas que llevó eran de Leandra. Una pulsera de hilos de oro amarillo; pendientes con cuatro diamantes; un anillo en el meñique que es el sello de su familia; otro «tres en uno» con el que Marco le pidió que se casara con él; y el más ancho fue el regalo de pedida de la familia del novio. Este último era una réplica de un anillo que le regaló a Silvia su abuela y que perdió en un aeropuerto.

Los zapatos eran una sandalias de Bottega Venetta.

Silvia dejó el proceso vestido de novia para el último momento y apostó por la firma en la que siempre confía para hacerse todos los vestidos de invitada, Vagary Kalon. Lo diseñó Gala Canut, creadora de la marca, «fue muy emocionante y un reto por el poco tiempo que teníamos». El resultado fue un vestido sencillo, elegante y con un punto griego, tal y como Silvia quería.

El ramo de flores era de Adianthum que se encargó del resto de la decoración de la boda.

La ceremonia fue en la iglesia Sant Pere d’Ullastret, contaron con un trío clásico de cuerda de La Repera.

El novio llevó un chaqué a medida de Santa Eulàlia; gemelos de Mont Blanc; el reloj fue el regalo de bodas de su padre y los zapatos de John Lobb.

Después, lo celebraron junto a los invitados en la casa familiar de Marco en Pals.

La decoración de esta boda es muy especial. Los novios querían un bodegón de pan y quesos que encargaron a Tiberi Club. Ellos hicieron la dirección artística y Animae lo produjo. Todo el menaje era de Options y la papelería de Pepa Paper.

Contaron con el saxofonista Joan Soler.

Además, Silvia y Marco querían que la gente se sintiera como en casa. Para conseguirlo, reprodujeron a gran escala lo que sería una cena de verano en el jardín, con iluminación indirecta de las lámparas de batería de Santa & Cole y, en el suelo, colocaron moquetas color teja.

Los niños iban vestidos de Coconat con coronas de Moncollier y alpargatas de Mango.

El catering lo sirvió Mercès, un clásico de Barcelona. El menú consistía en una ensalada como entrante y una barbacoa de chuletón y rape. El postre tenía que ser algo especial y los camareros lo sirvieron al ritmo de la Marcha Radetzky de Johann Strauss.

El dj fue Martí Puig de Music and Me Soundworks se encargó de la iluminación y el sonido.

Todas las fotos son de Alejandra Ortiz y el vídeo de Carlos Cortés.

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