Casilda se casa

La boda de Fabiola y Gonzalo en Madrid

Fabiola y Gonzalo se conocen desde el colegio, aunque no fue hasta unos años después de acabarlo cuando se reencontraron y empezaron a salir.

En un inicio, era casarse en Mallorca porque la novia es de allí. Viendo que era imposible, decidieron empezar de cero y organizarla en Segovia, pero cerraron Madrid. Querían seguir adelante, esta vez en Madrid, y volver a buscar todo para esa “tercera boda”. Una semana antes de la fecha, Fabiola, su madre y su hermana fueron a ver un palacete en el centro de la capital que les puso todas las facilidades teniendo en cuenta las medidas de salud. Se casaron el 10 de octubre y «acabó siendo la boda de cuento con la que habíamos soñado», asegura Fabiola. La ceremonia fue en la Iglesia San Antonio de los Alemanes.

Los novios y los invitados fueron andando desde la iglesia hasta el palacete.

Fabiola llevó un diseño de Alejandra Valero de la que «tenía guardados muchos de sus vestidos de novia por lo romántica y diferente que es». Congeniaron desde el principio, le ofreció varias opciones y eligieron la más especial. Los zapatos eran el modelo Malvina de Flor de Asoka y se los regalaron las amigas de la universidad. «Los tenía fichados desde antes de saber que me casaba porque nunca había encontrado unos zapatos que me representaran tanto».

El ramo «fue una maravilla de Inés Urquijo«, afirma Fabiola. Inés también se encargó de toda la decoración floral tanto de la iglesia como en el palacete.

Con todos los cambios que tuvieron que hacer, no tenía quién la maquillara y peinara. Así que preguntó a Alejandra que le recomendó a Rebecca Martín. «No dio tiempo a hacer ninguna prueba, pero me dejó súper natural que es lo que quería y con el moño bajo que me caracteriza».

Fabiola tenía clara la idea de pendientes que quería y sus amigas del colegio se pusieron manos a la obra. Contactaron con la Joyería Gloria Molina para diseñarlos. «No pudieron estar todas ese día, pero estaban presentes de alguna manera», recuerda la novia. Además, llevó el anillo de pedida y una cruz mallorquina en la cinta del ramo.

Gonzalo, el novio, su padre y su hermano mayor contaron con un sastre de confianza, «‘de toda la vida’ que no tiene tienda ni nada parecido, solo atiende en casas particulares», cuenta el novio. Trabaja con telas de Holland & Sherry y Gonzalo eligió el chaleco de color verde; la camisa era de TM Lewin; los zapatos era de Crownhill Shoes; y los gemelos fueron un regalo de las hermanas de Fabiola el día de la pedida.

«El emplazamiento quedó espectacular con las mesas de Samantha Catering y las flores de Inés. Consiguieron crear un ambiente único y especial, nos recordaba a estar en casa de nuestros abuelos», afirma Fabiola.

Para la música, primero contaron con Cuarteto Las 4 Estaciones, amigos de la novia que combinan violonchelo, flauta travesera y oboe; y con Jingle Django que tocan en sitios tan especiales como la Feria del Libro o el Rastro.

Para abrir el baile, eligieron La Flaca, que es como llama a Fabiola su padre, y Don’t go breaking my heart de Elton John.

Las fotos, mezcla de digitales y analógicas, son de Plataforma.