Casilda se casa

La boda de Teresa y Borja en el Pazo de Sergude (La Coruña)

Teresa y Borja se conocieron en Formentera hace casi tres años que han pasado distanciados porque ella vivía en La Coruña y él en Madrid «hasta este pasado mes de abril que me vine a vivir a Madrid y decidimos casarnos», explica la novia.

Fue unánime que la celebración fuera en La Coruña. «Yo soy de La Coruña y Borja ha veraneado toda su infancia allí, así que no hubo ningún tipo de debate respecto al dónde.  Para él significaba mucho celebrar la boda en casa de su familia».

Del maquillaje de Teresa, la novia, se encargó Mua Joe Bug y del peinado Manuel de la Peluquería Loida.

El vestido es un diseño de Juan Duyos que comenzó con un estilo años 30 y fue evolucionando. «Las mangas en pico es un guiño al vestido de novia de mi abuela Teresa, diseño con el que también se casó mi madre».

Los zapatos son de Jimmy Choo y, como joyas, llevó los pendientes que Borja le regaló en la pedida y unos broches de estrella que le dejó su madrina.

Borja, el novio, se preparó en el Hotel Finisterre.

El ramo fue obra de Madreselva, en La Coruña, intentado que pareciese de época con flores acorde al vestido.

Los sobrinos de Teresa y las hijas de una amiga de la novia llevaron las arras vestidos con conjuntos de La Casita del Palomar.

La ceremonia fue en La Colegiata de Santa María.

Después, todos se trasladaron al Pazo de Sergude donde fue la celebración.

El catering lo sirvió Boketé y «Catalina de Simón orquestó toda la organización de la boda y se ocupó también, junto con mi madre, de la decoración. Gracias a ella viví los preparativos con mucha tranquilidad», recuerda la novia. Los manteles y servilletas los encargaron en Flor de Asoka y los muebles los alquilaron en Sugema, la empresa de Iria Cillero.

«Quisimos trasladar el bosque del pazo al interior de la estructura acristalada con las hojas y flores típicas de la zona y lo mismo hicimos con la carpa, poniendo vegetación en los postes de apoyo para que pareciese un bosque muy frondoso, gracias a Madreselva. Y con la iluminación de Cabliseña lo que quisimos es dar la sensación, cuando oscureció, de que fuese un bosque encantado», explica Catalina que se encargó de la organización y decoración de la boda.

Durante el aperitivo sonó la música de Mel y para la fiesta tocó el equipo de Mickey Pavon.

Las fotografías son de Días de Vino y Rosas y el vídeo de Manuel Águeda.

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