Casilda se casa

La boda de Ana (de Sunad) y Pablo

Ana es una de las diseñadoras de Sunad, una firma especializada en camisas que me apasiona y de la que os he hablado varias veces. Me contó, semanas antes de su boda, que se casaba con un vestido de Sybilla y me pasé todo el fin de semana pegada al móvil intentando encontrar alguna imagen en Instagram. Por fin la he convencido para que me deje compartir con vosotras las fotos de su boda.

Pablo y y Ana planearon su boda en cuatro meses. «Como te puedes imaginar, nadie entendía como íbamos a poder organizar una boda en tan poco tiempo», recuerda la novia, pero decidieron hacerlo y les salió muy bien. Le maquilló Yohana Rojas, con la que había trabajado en otras ocasiones para Sunad. El pelo se lo hizo Pepito Juez.

Pablo se hizo el chaqué en Pugil, llevaba unos gemelos de su abuelo y el reloj de la pedida.

Lo primero que hizo Ana tras anunciar que se casaba, fue buscar el vestido. «No me apetecía que fuera a medida ya que la idea de tener que ir a mil pruebas y no saber exactamente como me quedaría hasta unas semanas antes de la boda, me causaba ansiedad». Por eso, decidió buscar algo hecho en Sybilla, que siempre le encantó. «Nada mas entrar en su taller me enamoré de uno de sus diseños. El tejido, el color y su corte asimétrico me apasionaron. Y fue al probármelo cuando ya me acabo de enamorar. Fue en toda regla un amor a primera vista. Era exactamente lo que estaba buscando. Me sentía super cómoda, nada disfrazada».

Llevó un velo de su bisabuela con un broche suyo, unos pendientes largos de su madre y zapatos comodísimos de Prada.

El vestido era como un pañuelo de seda asimétrico que se envuelve en el cuerpo y permite jugar con distintas posiciones.

Desde hace años, la novia tenía muy claro que si algún día se casaba quería hacerlo en La Ermita de Aravaca. Ahí se casaron sus padres y ha estado presente en su día a día desde que nació, ya que abre la puerta de su casa y es lo primero que se ve.

La madrina se hizo el vestido en Miriam Gálvez con una mantilla antigua de su familia.

Para la salida de la iglesia decidieron alquilar una vespa con sidecar, fue genial y se rieron todos mucho.

Pensaron que por qué no celebrar la boda en el jardín de la casa de los bisabuelos de la novia en Aravaca, ya que esta muy cerca de la Ermita y los invitados podían ir andando. «Me encantaba la idea de que los invitados pudieran andar de la iglesia a la casa, ya que solo hay que cruzar un pequeño parque que separa una cosa de la otra. Y esto lo hacía todavía mas familiar, acogedor y cómodo. En este paseo de la iglesia a la casa, a los invitados les acompañaron unos gaiteros tradicionales de Cantabria (exactamente del pueblo donde la familia de Pablo veranea). Esto fue totalmente sorpresa y quedo genial», recuerda Ana.

El catering fue de Samantha de España. Pusieron mesas alargadas, «nos parecen más divertidas y estéticamente era lo que más bonito quedaba en el jardín. Comimos debajo de una carpa que colocamos debajo de unos pinos del jardín. Al final de la noche pusieron dos puestos de receta, uno de crepes y otro de tacos mexicanos».

Ana tenía muy claro que no quería centros de mesa clásicos porque le gustan mas las plantas. «Me encantaba la idea de poner centros altos con ramas verdes y mini jarrones con verde o florecitas blancas como si las acabamos de arrancar del jardín. Les conté la idea en Alfabia y lo entendieron perfectamente y lo hicieron tal y como imaginaba».

Eligieron una vajilla de platos antiguos donde cada uno era distinto al otro. Parecía que los platos los habían sacado de la casa de sus bisabuelos, de hecho hubo mucha gente que me lo preguntó.

A las fotógrafas de Dias de Vino y Rosas las encontraron a través de este blog. «Tienen un ojo que no tiene todo el mundo en el sector bodas, sus ángulos son muy bonitos y las fotos son muy naturales. ¡Y son tan simpáticas!».

«La verdad es que fue todo muy familiar, me sentí como en casa. Tanto Pablo como yo somos tan caseros, que no podíamos haber tenido otro tipo de boda. Quedo todo como somos nosotros y nos lo pasamos como enanos» concluye la novia.