Casilda se casa

Una novia de Masscob y Emebe en Galicia

Marta es abogada de profesión pero, desde hace dos años, dirige junto a Bea, su amiga y socia, una firma de bisutería llamada Emebe. En su boda llevó un vestido de la firma gallega Masscob (publiqué su boda escaneándola de un Vogue novias y es una firma que me encanta) y en la cabeza, una diadema de Emebe a partir de unos collares de oro que pertenecían a una tía suya que había fallecido solo unos meses antes de la boda para tenerla presente ese día. Estos dos datos (Masscob y Emebe) fueron definitivos para conquistarme y pedirle que me dejara publicar su boda.

Marta conocía a Iago, el novio, desde que eran pequeños. «Nuestros padres eran amigos, vivíamos en el mismo edificio e íbamos juntos a la guardería. Nos perdimos la pista muchos años hasta que nos reencontramos en la Universidad, y no sé si existe el destino o no, pero el nuestro fue volvernos a ver y ya no separarnos más», me cuenta.

Desde el principio tenía claro que le hiciesen el vestido Marga y Jacobo de Masscob. Lo cuenta la novia: «conozco la firma desde sus inicios y e identifico plenamente con sus diseños, y por eso y aún sabiendo que ellos no hacían vestidos de novia (salvo el de la propia Marga y el de alguna de sus primas) mi primera y en principio mi única opción era pedirles que me lo hiciesen ellos. Marga dijo enseguida que sí y desde ese mismo momento me quedé muy tranquila porque sabía que ya estaba en buenas manos».

La anécdota es que durante la ceremonia se le quemó parte del vestido con una de las velas que habían colocado en el suelo. Sin embargo,  una vez pasado el susto inicial, cogió uno de los poms pequeñitos que decoraban las sillas, cortó parte de la seda quemada y lo cosió a la parte estropeada.

De las flores se encargó Madreselva.

Para el pelo optó por una trenza algo deshecha de estilo medieval que hizo María López de Hermin´s.Su peluquería tiene la estética de una barbería antigua preciosa y tanto el espacio como su profesionalidad convencieron a Marta desde el primer momento. En la cola de la trenza llevaba una flor de tela igual a las que llevaba la chaqueta del vestido, y en la cabeza llevaba una diadema de Emebe (su firma de complementos).

Llevaba unas sandalias de Jimmy Choo que compró antes de empezar con el diseño del vestido. Celebraron la boda en La Recoral de Cines situado en Oza dos Ríos enclavado en un pequeño valle. Es pequeño y familiar y tanto sus dueños como el personal que trabaja allí , hacen que te sientas como en casa. Dan a los novios libertad para decorarlo y para ir tantas veces como hiciese falta.

Durante el verano la novia se dedicó a pintar letreros de madera que indicaban los diferentes lugares de la boda, cosió 84 pompones de tul grandes y 20 pompones pequeños, hizo guirnaldas de papel brillante, recopiló jarroncitos de cristal por todas partes, escribio y decoró meseros y tarjetas de invitados, buceó en internet para comprar globos gigantes y se enganchó a La Casita de Margaux.

Durante el cóctel  amenizó el grupo Valentine´s jazz cuya cantante, Julieta, era una invitada. «Abrió con una canción que había olvidado y que recuperé gracias a uno de tus post: Charles Aznavour «For me formidable».

Marta no quería que las sillas fueran forradas de blanco así que buscó y buscó hasta que encontró que una pequeña empresa de Coruña facilitaba alquilar: Balugue.

El baile fue alucinante gracias a Tómas de MasMusic quien con una estética impecable (la mesa de mezclas es un joya y su look de smoking inmejorable) pone una música buenísima. Las fotos son de Gimena Berenger de Zclick Fotografía.