La boda de Guiomar y Marco en Denia
Me hace mucha ilusión publicar la boda de Guiomar y Marco porque tengo un montón de amigos en común con ellos que asistieron y me fueron contando muchos de los detalles. Además, días después de que se celebrara, Helena Mareque, la diseñadora del vestido de la novia, colgó una foto de la espalda del vestido (una especie de túnica con una cinta negra) que me encantó, y no me dejó más remedio que escribirles para que me dejaran publicar las fotos cuando las tuvieran.
Lo primero que me explica la novia es sobre el vestido:»Helena Mareque fue la única diseñadora que visité. Coincidió que era la primera de mi lista, me dio cita súper rápido, charlamos un rato sobre estilo, vestidos y moda… me probó, y me enamoré de sus cortes, sus piezas de encaje, guipur, bordados, flores… Pero sobre todo de su magia. Sabe convertir un detalle en una parte especial del vestido, sabe escuchar, sabe proponer y cuando me ponía cabezota sabía cómo abrirme los ojos, sin hacerme renunciar a mis «caprichos». En este caso fueron las piezas de guipur que llevé colocadas por todo el vestido, incluyendo en el bajo de la enagua, y el lazo, que empezó siendo negro y me aconsejó cambiarlo a azul marino. Una gran idea».
«Decidí no llevar velo, porque si algo he tenido claro toda mi vida es que me casaría con el pelo suelto. No me hago una coleta ni para ir a por el pan», me explica la novia. Como además las mangas del vestido sobre la cola hacían un «efecto velo» decidió no llevar. Kuki Giménez se encargó del maquillaje, y Miguel, de su equipo, del peinado. «Fueron uno de los grandes descubrimientos de la boda. Profesionales, pacientes, y con un sentido estético espectacular».
En los pies, estas sandalias de pitón de Isabel Marant, «porque siempre he tenido alma de macarra».
Guio y Marco se casaron en Denia porque, por vueltas de la vida, descubrieron Casa Santonja, un sitio de cuento. Un espacio entre romántico y decadente lleno de lagunas rodeadas de bambú, calas, monsteras de un tamaño espectacular y el punto débil de la novia: palmeras. La mezcla, un poco rara, les dejó con la sensación de que era «El sitio». El primero y el último que visitaron. Además la novia confiesa que respecto a la organización, decoración y equipo humano no bajaron del 10. «Dentro de mi psicosis bodil supieron captar mi estilo y solucionar todas las exigencias que tuve».
El entorno sirvió para inspirar las invitaciones que diseñó la propia Guiomar, «el motivo común fueron las palmeras. La idea era que al recibirlas los invitados se trasladaran al sitio. Al abrir el sobre lo primero que asomaba era una palmera, y en el dorso del tarjetón el texto de la invitación. Para la minuta seguí con la misma estética».
Los niños estaban monísimos vestidos por De vaqueros y princesas. Carla, prima de la novia, tiene gustazo y acertó con sus propuestas al 100%: niños con sombrero panameño y niñas con talle de falda bajo y todos de lino verde hoja seca.
Sobre el estilo de las amigas de Guio, entre las que se encuentra mi querida Berta Bernad, ya publiqué un post hace tiempo. Estaban todas muy guapas.
El novio no paró de bailar en toda la celebración enfundado en su traje azul tinta de Fields, con corbata clásica de Lander Urquijo y gemelos de CH, regalo de su primo Pepe para ese día.
Todas las flores eran de La Tartana. En la ceremonia se limitaron a poner unos copones entre románticos y salvajes, de un tamaño gigante, y en las mesas coronas de verdes (varios tipos de eucalipto y olivo) y muchas velas, ya que era cena y creaba un ambiente cálido espectacular, apoyadas con luces de verbena colgadas por los árboles que les rodeaban. «Conchita y Fernando, captaron la idea de lo que queríamos a la primera». Ana, la encargada de Casa Satonja, con corazón de wedding planner, les propuso varios caterings pero tenían muy buenas referencias de Catering Cinco que contrataron tras reunirse con Carmen. «Nos pasó lo mismo que con la casa, fue amor a primera vista».
Para el ramo, a la novia le apetecía algo azul, pero que no fuera muy obvio, y Fernando, de Flores la Tartana, le propuso cardo que suavizó con rosa blanca y eucalipto.
Mikistrello, DJ de Spotify, Heineken, Starlite, Teatro Barceló entre otros, fue el encargado de que no pararan de bailar hasta casi las 7 de la mañana. «Era amigo, y ahora lo es mucho más».
Todas las fotos son de El Marco Rojo.
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