La hermana de la novia
Queda menos de un mes para la boda de mi querida hermana y después de ayudarle a decidir el tamaño del tacón de los zapatos, dónde hacerse ramo, qué guantes le pegan a mi madre o qué se puede poner mi prima quinceañera, me he dado cuenta –a lo mejor no he querido darme cuenta antes– de que no tengo vestido para el gran día.
Muchos dirán –como me dicen– «¡qué tontería! con la de ideas que tienes y la de cosas que ves a diario». Por eso mismo no tengo vestido. Estoy saturada y no soy capaz de tomar una decisión. El bloqueo de la gran ocasión.
Voy a contaros algunas de mis pegas e ideas a ver si así llego a algo claro. La mayoría son exageradas porque, como sabeis los que me conoceis, es un deporte que me divierte.
–Me encantaría ir de negro y con transparencias, justo como en este look del último número de Vogue que firman Dolce y Gabbana pero se trata de una fiesta alegre y en una iglesia. No puede ser.
-Los lunares me parecían el perfecto contraefecto a la tendencia total block. Intenté llevarlo a cabo pero me salía un vestido parecido a uno de Berska de hace unos años. Una idea menos.
-Me apasiona este mono de la colección de invierno de Carmen March para Pedro del Hierro. Pero qué desgracia es ser culona y no poder permitírmelo.
-Me fascinó un vestido de Beba´s Closet inspirado en los vestidos de la colección de Stella McCartney de corte surfero, pero quizá tenía un toque demasiado macarra para Santa Bárbara y para mi santa madre. Ha sido una gran pena no hacerme con él.
-El color magenta con dorado me encanta y los ruffles de Giambattista Valli son lo más para fotografiar en una producción. ¡Ah! pero qué me diría mi amigo Juan si aparezco de esta guisa, me llamaría «la que va disfrazada de gallina» por lo menos.
-Mi sueño de llevar un cropped-top con pantalones hiperanchos es como insultar a mi adorado padre «¿enseñando el ombligo? estás desheredada», sería lo mínimo que me diría.
–Los camisones de encaje también son una atracción peligrosa pero puede que llevarlo en una boda de una hermana sea arriesgar.
-El largo a la rodilla es de abuela pero ir mas corta puede ser perjudicial si la ayudo a colocarse el velo. No tengo término medio.
-Siempre imaginé unos zapatos de vértigo, pero desembolsar ciertas cantidades para revolcarlos por el césped de un jardín, aunque no es políticamente correcto decirlo: no me parece.
-Lo mismo que los ruffles. Mataría por las plumas de Dree pero no me atrevo.
– La joya que todo lo eclipsa. Un tendencia que me parece infalible para salvar un vestido soso. Si no saco nada en claro esta semana, está clarísimo que tendré que visitar Muic.