Casilda se casa

La boda de Larraitz y Sendoa

Larraitz es arquitecta de formación e ilustradora de profesión, se casó con Sendoa (publicista) el pasado 13 de agosto de 2011 en Horniyalluso, un pueblo minúsculo de Burgos, en la casa de la familia de él y me ha enviado las fotos de su original boda.

La ceremonia religiosa tuvo lugar en la iglesia del pueblo y la comida y cena y comida del día siguiente en las eras de la casa. Fue una boda, como dicen ellos, de escasos recursos económicos pero de altos recursos creativos. Casi todo fue elaborado por los novios durante los meses previos y los invitados, la familia y amigos más íntimos, colaboraron con lo que pudieron o supieron.

Para la ceremonia, la novia lució un vestido de 1923, que encontró en Vintage Textile. «Me enamoré de él y no tuve que arreglar nada, me quedaba perfecto de tamaño». Los zapatos eran de Josep Font, para el que trabajó en su tienda de Bilbao. El casquete era una pieza vintage que encontró en Barcelona, en L´arca de L´avia con un velo también de segunda mano que le regaló la dueña de una tienda de segunda mano del Dos de Mayo de Bilbao. El ramo fue de Avi-flor, una floristería de Bilbao que no cerraba en agosto y con la que tuvieron que trabajar mucho para lograr lo que deseaban.

El novio llevaba una pajarita hecha por la novia con retales de telas con significado para ellos y unos zapatos de Bottega Veneta, ambos regalo de compromiso. También llevó una chistera alemana de principios de siglo, de pelo de potro, que le regaló la novia el día anterior a la boda para que lo abriera para el mismo día por la mañana.

Para la comida, se cambiaron de ropa y se pusieron algo más informal. Larraitz, la novia, llevó un vestido de guipur customizado y transformado por su madre con puntillones y piezas de guipur y bordados. El tocado se lo hizo ella con flores y detalles en recuerdo a gente querida que estuvo y otras que no pudieron asistir.

Las guirnaldas fueron hechas como regalo de boda de una amiga argentina.

En cada plato había un paquetito individual que hicieron con ilustraciones de botánica donde metieron frutos secos y gominolas para abrir boca mientras se sentaba la gente en la mesa.

Por la noche, sonando La Negra, en homenaje a su madre, Larraitz se puso el vestido de novia que llevó su madre y una rebeca que le hizo con ganchillo y valenciennes.

Las fotos las realizó Guillermo Uña Nevado y parte de la producción del estilismo y textiles del evento fueron de Emecrea.