He muerto de emoción cuando he visto esta mañana en Instagram los volantes con ribetes negros, los lunares y los lazos que han propuesto los siempre perfectos Proenza Schouler en su desfile de primavera-verano 2016.
Los críticos han asociado las propuestas de Jack McCollough y Lázaro Hernández (siempre a vuestros pies amigos) con una esencia latina. Yo lo veo algo más que todo eso. Veo novias e invitadas diferentes y únicas, veo a la redacción de Vogue.es por primera de acuerdo en que es una colección maravillosa (nos reíamos diciendo que eso y los croissants son de las pocas cosas que compramos todas) veo una nueva silueta perfecta en el horizonte (hombros caídos con tirantes) y veo que saben hacer nuevo lo viejo y original lo de siempre. Que no hace falta inventar un tejido o poner peras al olmo para hacer algo único. Veo que han sabido, como hacen siempre, encontrar lo bello y darle una vuelta de tuerca pensando en nosotras. Caigo rendida.
Que maravilla!! la pureza del blanco combinada con la elegancia del negro, nos encanta!
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En general estoy de acuerdo contigo, los patrones preciosos. El vestido de volantes blanco ribetesado en negro es maravilloso. Sin embargo, los que llevan esos grandes apliques en negro sobre blanco y rojo o los que mezclan rojo blanco negro no me gustan nada. El blanco y negro me recuerda la piel de las vacas.